sábado, 5 de febrero de 2011

El 4 es el nuevo número del Diablo.

Yo no pido tanto en esta vida. Quiero un trabajo que me guste, relacionado con el periodismo... Una columna aquí, un artículo allá, secciones... ¡Y un par de programas de radio! Vivir la música desde otra perspectiva distinta al del resto de los mortales, y decir "eh! yo entrevisté a ese cretino".  Viajar a la capital, si hace falta. Codearme con los grandes y jugar a ser uno de ellos. Vivir de mil cosas, y que mi nombre salga en los apartados de Cultura de los periódicos. Estaría bien salir a la 1 de "trabajar" e irme al Amador, al Soria y bromear con sus camareros mientras sonrío, acaricio la 1925 y disfruto con los demás.
Y echarme siestas efervescentes, de las que te levantas con la baba en los labios mientras contemplas el sol que entra por la venta, como en verano. Porque sólo quiero días de verano. Verano, verano y más verano. E ir a la playa, a Almuñécar, al piso de Migue. Fiesta, con Migue y los demás, pasar la tarde entera jugando a las cartas. Salir de noche, a los Bajos.
Jugar toda la tarde a la Play mientras escucho a Los Planetas, solo, en casa. Ponerme la música a todo volumen mientras recojo y me ducho y me preparo para esas noches de Pedro Antonio que comienzan con unas buenas milnoh y unas alitas en el Amador.
Y que cuando vuelva yo sepa que ella estará allí, esperándome. Y entrar a oscuras en la casa y...

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Visto lo visto, no me falta tanto para conseguirlo, pero las pequeñas distancias me siguen pareciendo abismos a los que me precipito en caída libre, y nadie, nadie puede salvarme. Noto esa sensación de fallarme a mí mismo. Por aquí dentro hay algo que me oprime. ¡Quiere reventar! Suspiro, como nunca antes lo he hecho. A cada segundo. Llora mi alma, y lloro yo. Sí, podréis pensar que es un tanto patético y poco hombril, pero llorar ayuda, aunque sólo sea porque salga la gota que colma el vaso.

 Siento que éste no es el camino, que me he equivocado y que me equivoco cada día sigo en él. Y por si fuera yo sigo decorándolo todo con mis cagadas. Pongo la guinda a este amargo pastel, escondo las manos y agacho la cabeza, porque me avergüenzo de mi día a día, de la familla que he cogido entre los de la carrera, probablemente merecida.
Me hacen sentir inútil y me dan ganas de mandar todo esto a la mierda, pero mañana volverá a salir el Sol y yo seguiré aquí, esperando un cambio, que venga solo, preparado para que yo dé el último paso.

No sé cómo podría explicar ésto, porque es difícil entonar un "mea culpa" mientras responsabilizo un poco al ambiente, pero lo hago. Me siento perdido, otra vez, aunque ahora al menos sé a donde voy.
Éste sigue siendo un maldito cáos que se me va de las manos y hace conmigo lo que quiere. Y mil millones de lugares estiran a mi persona, como si de un chicle me tratara, y me atraen hacia ellos. El gigante, Madrid, me llama, grita más que nunca. Me dice "ven, yo soy el trampolín a tus sueños". Y yo ya desvarío, a cada segundo.

Y por si fuera poco el mundo sigue pasándose por el forro de los cojones mis intenciones. Yo no quiero que me dé la razón, más que nada por qué sé que es muy probable que no la tenga que me esté arrepintiendo, pero sólo le pido que me apoye, incondicionalmente. No me valen los "peros". No caben más "peros" aquí.


Cansado,
como el soldado que está a punto de desertar,
como los presos que preparan la fuga.

4 comentarios:

  1. Yo también lloro aunque sólo sea porque salga la gota que colma el vaso y que de alguna manera te hace sentir más liberado.
    Tienes que confíar en ti, y yo, te apoyo. Céntrate en esa meta que tan clara tienes e intenta hacer todo lo posible por llegar a ella de la manera más feliz y entusiasta que puedas, con todos esos momentos que te hacen sentir bien. Que ya vendrá lo nuestro!

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  2. Viejo, preciosos tus sueños... y muy grande Lapido.

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  3. Los sueños ocupan una parte fundamental de uno mismo, totalmente inherente a la persona y, por tanto, no nos podemos desprender de ellos. No es que yo quiera hacerlo, pero es que cuando pesan demasiado aprietan y ahogan. Yo he tenido mis rachas, la verdad, y si te soy sincera cuando mejor me va es cuando menos caso les hago; no se trata de no hacer lo que a uno le guste y dejarlo a un lado (porque eso conduce siempre al fracaso y la frustración personal), sino de tomarse el ascenso hasta su alcance con calma, con mucha calma. Hay que centrarse en el ahora, porque es lo que nos conducirá hacia ellos, aunque sea a largo plazo. Ánimo, yo creo que vas por buen camino :)!

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  4. Leo, los sueños aunque parezcan inalcanzables siempre se pueden coseguir, y te lo dice precisamente la futura "Presidenta del Gobierno".

    Yo también pienso constantemente en desertar pero si lo haces, ¿Qué pasa con tu vida? ¿80 años de soledad y tristeza?

    Siempre tendremos la oportunidad de ser otras personas, de vivir una nueva vida... Y si no llega a Granada, tendremos que irnos a buscarla por el mundo. Bien sea en la capital, bien sea de Erasmus en Parír o en los mismísimos L.A.

    Ánimo, ya queda menos para que todo acabe. (Y no me refiero a que acaben los exámenes, me refiero a pasar esta etapa)

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