Vivo con el miedo de no tenerte, y lo que es peor, vivo con el miedo de saber que no te tendré. Vivo y muero a cada segundo, y resucito sólo para ser feliz contigo.
Podré pensar que se acaba el mundo, chica. Sentiremos el viento en la cara cuando crucemos los Estados Unidos de América en ese descapotable que alquilaremos en nuestro primer viaje juntos. No voy a hacerme el chulo sólo porque venda. Pero, vámonos. Vente al universo paralelo de mi mente, y quiéreme. Encontrémonos en algún lugar del mundo y quiéreme hasta que éste acabe. Y abrázame, que yo prometo no soltarte, ni decirte que es inerte y que me moriré sin verte desnuda. Hagamos de esto una locura física hasta destrozar el esquema de la bola que gira en torno al sol que nos despertará cada mañana cuando entre por mi ventana. Seré pequeño y diré adiós a los sucios complejos. Por Dios, cuídame. Salgamos a fuera, donde todos puedan vernos, que seremos invisibles a la mirada de la gente que camina.
No tengas miedo, sólo quiero ser toda tu vida.
Quiéreme, quiéreme, y viceversa.
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