y un montón de gente más,
planeamos el asentamiento en el mundo.
Un viaje sin sentido alguno para las neuronas,
que se debaten entre el vitalismo sureño
y el más exacerbado de los romanticismos.
Que me lleven a la catarsis, por favor.
Es el precio mínimo a pagar
por los destrozos y desbarajustes en el multiverso.
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