No habría que mentir, o al menos no habría que no decir la verdad. Comúnmente aceptadas e individualmente acogidas nos darían la verdadera libertad de la que nos privamos, o de la que nos privan otros sentimientos.
El llamado Don Miedo causa pánico. Son dantescas sus dictaduras de represión sentimental.
Por suerte (o por desgracia) no hay quien pare lo salvaje...
...Ni quien me pare a mi.
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