lunes, 28 de junio de 2010

La historia del hombre que ni siquiera pudo darse con un canto en los dientes

Ansío la hora de acostarme, no por los tormentosos momentos previos al sueño, si no por el olvido que acompaña a este.

Dejo de sufrir, de sentir, de caerme, de fracasar al intentar levantarme y de pensar en ti, en mi y en lo mío...
Olvido que promulgo lo que ni yo creo, que no creo lo que digo y que no hago todo lo que digo.

Quizás Calderón de la Barca estuvo acertado al decir aquello de que "la vida es sueño", porque la vigilia ni es sueño ni es na'.

Hay que tener la sangre fría para saber que mañana el pasado sólo será como un día malo, pero hoy ese pasado ese el presente, y duele.

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